martes, 28 de octubre de 2014

Citas

Las citas son una manera de repetir erróneamente las palabras de otro. (Ambrose Gwinett Bierce)
Odio las citas, dígame algo que sepa usted. (Ralph Waldo Emerson)
Ninguna cosa que se pueda decir es tan absurda que algún filósofo no lo haya dicho anteriormente. (Cicerón)
La habilidad de citar es un substituto de la inteligencia. (W. Somerset Maughan)
Es bueno para los hombres sin educación leer libros de citas. (Winston Churchill)

Es un post que leí y que me gusto, las citas son como los refranes, siempre hay para todo momento y cualquier circunstancia, unas veces para mandar mensajes a los demás, otras para intentar saciar nuestra curiosidad de cosas que intuíamos pero no sabíamos, y otras para decir con palabras más correctas, cultas o sensatas lo que pensamos y no se nos ocurren las palabras exactas para poder describirlo de la misma manera. .

En todo caso, siempre hay una cita para cualquier momento! Pero lo importante es entenderlo bien

jueves, 16 de octubre de 2014

Di mi nombre: ¿Por qué me acuerdo de tu cara, pero no de tu nombre?

http://m.xatakaciencia.com/psicologia/di-mi-nombre-por-que-me-acuerdo-de-tu-cara-pero-no-de-tu-nombre

No sé si estaréis de acuerdo conmigo en que uno de los momentos más molones de la serie de televisión Breaking Bad es el que el apocado Walter White exige a un narcotraficante que diga su nombre en voz alta. "Di mi nombre". A lo que el narcotraficante tiene que responder Heisenberg, que no es el nombre de White, sino su pseudónimo, su alter ego, la invocación de la bestia.
Y es que nuestro nombre no solo nos desgina, también nos define y delimita hasta límite psicológicos insospechados. Con todo, he de confesaros que mi memoria para el nombre de los demás es pésima. Ignoro si la razón es que casi todo el mundo se llama igual (apenas hay treinta o cuarenta nombres distintos a mi alrededor), o si tengo problemas de memoria. Pero sólo consigo acordarme de la gente si le pongo un apelativo. Bueno, quizá no sea tan raro como yo creía, al menos si echamos un vistazo a un estudio de la década de 1970 del famoso psicólogo Harry Bahrick.

Tu cara es tu DNI

Lo que el estudio de Bahrick sugería es que nuestra cara es más nuestro DNI o documento de identificación que nuestro nombre, al menos a efectos de memoria de los demás. Para demostrarlo, solicitaron a cientos de personas que habían sido estudiantes de secundaria que revisaran sus anuarios y trataran de recordar las caras de sus compañeros de clase. El recuerdo de las caras se reveló como casi perfecto: 25 años después de haber ido a clase, pudieron reconocer el 75 % de las caras.
Sin embargo, a la hora de recordar los nombres de sus ex compañeros de clase, entonces sólo se pudieron recordar el 18 % de los nombres.
La razón de esta disparidad reside en que nuestra memoria a largo plazo es fundamentalmente semántica, de modo que debemos recordar más el significado, no los detalles superficiales. Por ejemplo, si ahora tuviérais que dibujar lo que aparece en un céntimo de euro común, a pesar de haber bregado con él en numerosas ocasiones, probablemente no acertaríais con suficiente precisión. De hecho, este experimento ya se hizo con peniques americanos con resultados decepcionantes por parte deRaymond Nickerson y Marilyn Adams, y con los peniques inglesestodavía fue mucho más decepcionante.
Además, según un reciente estudiode la Universidad de California en Berkeley publicado en la revistaNature Communications, nuestras caras parecen haber evolucionado para ser únicas e inconfundibles. Tras analizar miles de caras, los investigadores encontraron que los rasgos faciales son mucho más variables que los corporales, tal y como apunta Michael Joseph Sheehan, autor principal del trabajo:
Muchas otras especies utilizan las caras para el reconocimiento individual. Este tipo de identificación está presente en muchos primates e incluso se ha demostrado su papel en algunas avispas. Otras especies sin variaciones en sus caras pueden utilizar otros rasgos tales como vocalizaciones o marcas olfativas para el reconocimiento. Sin embargo, no hay evidencias de que este tipo de rasgos también sean seleccionados para ser más diferentes entre sí.

Los nombres importan poco

A pesar de que nuestra actitud egocéntrica nos empuje a firmar cualquier cosa que hagamos con nuestro nombre, nos encante ver nuestro nombre en la prensa o nos seduzca que digan en voz alta nuestro nombre, los nombres de las personas son como los peniques o los céntimos de euro: no significan lo suficiente como para ser recordados. Para demostrarlo, se llevó a cabo un experimento en el que invitaban a voluntarios a estudiar biografías de personas falsas.
Tras analizar qué recordaban los voluntarios acerca de los biografiados, resultó que los trabajos se recordaron el 69 % de las veces, sus pasatiempos en un 68 %, las ciudades natales (62 %)... los nombres de pila (31 %) y los nombres con apellidos (30 %). Es decir, que para los voluntarios era más sencillo recordar dónde había nacido el biografiado, o incluso a qué se dedicaba, que recordar su nombre de pila. El premio Pulitzer y docente de Harvard Joseph Hallinan trata de interpretar estos resultados en su libro Las trampas de la mente:
 Los investigadores no están seguros. Pero la mayor sugerencia es que los nombres, en sí mismos, no significan demasiado; son simplemente etiquetas arbitrarias. Jim o Tim, Anne o Fran, no hay un significado intrínseco en ninguno de esos nombres, al menos no para la mayoría de nosotros. Los trabajos, los pasatiempos y los lugares, por otra parte, a menudo son "semánticamente más ricos", significan algo. Quizá usted haya estado en Bristol, por ejemplo, o haya fantaseado con ser fotógrafo. Si es así, esas cualidades tenderán a quedar en su memoria, tienen significado. Pero los nombres no lo tienen.
Efectivamente, esta aclaración deHallinan concuerda con mi forma de referirme a muchos actores de cine cuyos nombres no me vienen a la cabeza en mitad de una conversación: sí, me refiero a ese tío calvo que estuvo casado con unastripper y que se parece un poco al vecino del quinto primera; el que hizo una película donde moría y resucitaba en tres ocasiones. (No os devanéis los sesos, el ejemplo me lo acabo de inventar).

Todos se llaman como yo

Este problema de no dar con el nombre de alguien no solo atañe a actores, sino a personas en general, incluso a allegados. Un problema que, gracias a Internet y particularmente a las redes sociales, se han multiplicado por mil. James Gleick abunda en ello en su libro La información:
En el estudio de la onomástica hay un axioma que afirma que el incremento de las unidades sociales da lugar al incremento de los sistemas de nombres. Para vivir en una tribu o en una aldea, un solo nombre, Albin o Ava, bastaba; pero las tribus dieron lugar a clanes, las ciudades a naciones, y la gente tuvo que perfeccionar el sistema: se crearon apodos y patronímicos, nombres basados en la geografía o en la ocupación del individuo. Unas sociedades más complejas exigen unos nombres más complejos. Internet representa no solo una nueva oportunidad de luchar por los nombres, sino un salto de escala que da pie a una fase de transición.
Cuando busco mi propio nombre en las redes sociales, por ejemplo, veo que muchos más que se llaman como yo, Sergio Parra, e incluso Sergio Parra Castillo. Ya me he visto en la tesitura de que muchos me han confundido con otros llamados como yo. De hecho, alguna vez he pensado en citarme endogámicamente con todos los Sergio Parra que hay en España. Según un informe de la ONU, el nombre más frecuente en el mundo es Mohammed. Y el apellido, Li. Estamos hablando de miles de personas llamadas de la misma forma.
Visto así, casi debemos sentirnos afortunados de que no nos acordemos tanto del nombre de los demás, como si ésta fuera su etiqueta, como a qué se dedica, dónde vive o cuáles son sus pasatiempos.

jueves, 9 de octubre de 2014

Miedo Buscado

Sentir esa sensación... que es real y no una película de ficción, sin saber lo que puede llegar a pasar, dejándote llevar, estás en ese ambiente en el que una película, nunca conseguirá hacerte llegar ni mucho menos hacerte sentir. Estas ahí! Lo estas viviendo, con los sentidos en alerta, cualquier sonido cruzado con nuestro ruido, hace que puede ser cualquier cosa como para empezar a correr, sólo hay una luz, la linterna intentando iluminar cualquier rincón, señalando  un camino por donde vas a pisar, con las paredes llenas de grafitis y descorchones, esos escombros por el suelo donde antes han pisado miles de curiosos, este techo bajo el cual estuvieron tipos como esos.

 Hay un momento en el q tienes escalofríos, te pones en su piel y no quieres seguir pensando, ves escritos, experiencias y hasta a veces chorradas, pero lo que no vimos fueron sus marcas en las paredes, da pena encontrarte el sitio así de mal, en el que apenas quedan cosas en pie, restos de lo que fue en el pasado. Hubo un momento en el que nos quedamos asombrados al ver un dibujo tenebroso en el suelo y más que nunca quisimos no encontrarnos con nadie en ese momento.

Tal vez escuchábamos ruidos donde no los había, incluso en el que pasaba un coche, apagábamos las linternas intentando escuchar el más mínimo ruido, pero sólo se oía nuestra respiración, esperando a oír algo, y esperando a que no pasara nada en ese momento que las linternas estaban apagadas, se hacía eterno ese instante pero mejor eso que no ser descubiertos. Incluso a veces daban ganas de salir corriendo, verdad Platón?

La sensación puede parecer extraña pero una vez que sales, te quedas con la cosa de no haber pasado tanto miedo en ese sitio abandonado, pero sí sentir que algo has logrado y has vencido a esos miedos infundidos

jueves, 2 de octubre de 2014

Ideas Para Motivar y Contagiar Optimismo

http://www.ampliatusoportunidades.com/2012/03/27/10-ideas-para-motivar-a-otros-y-contagiar-optimismo/


10 Ideas para motivar a otros y contagiar optimismo

by JUAN CARLOS JIMÉNEZ on 27/03/2012
Con frecuencia queremos ayudar a un amigo o familiar, dándole ánimo frente a una adversidad, pero no siempre es sencillo. A veces transmitir optimismo o tratar de contagiarlo puede ser visto como una fantasía de quienes no tienen bien puestos los pies en la tierra. “Demasiado positivismo”, lo califican algunos.
No obstante, compartir el optimismo e inspirar a otros tiene un gran beneficio: cuando motivas a otras personas cultivas tu propia motivación. Cuando le haces agradable la vida a otras personas, haces inspiradora tu propia vida: es el modo más seguro de motivación.
Buscar influir positivamente en familiares, amigos o compañeros de trabajo es siempre un acto motivador en sí mismo. Te obliga (en el mejor sentido de la palabra), a que refresques tus propios motivos para buscar bienestar y felicidad.
Con esto en mente, te propongo estas 10 ideas para entusiasmar a otras personas y contagiarles optimismo, o para recargar con energía positiva tu propio tanque emocional:
1. La motivación es una consecuencia de tener claras las metas y las prioridades. Por lo tanto, para motivar a otros o a uno mismo hay que comenzar por precisar o refrescar esas metas. En la práctica no es tan fácil si no se tiene el hábito de establecer metas en el mediano y largo plazo. Si uno no sabe bien hacia dónde va, ningún viento resultará favorable.
2. Piensa en el optimismo como un músculo que se puede entrenar, desarrollar y fortalecer. No funciona como una inyección y no se trata de un estado de ánimo permanente, o de una visión superficial o voluntarista de las dificultades. Es más bien un acto racional de autoconocimiento, que tiene especial valor cuando enfrentamos obstáculos. Al refrescar o actualizar las metas, el músculo de la motivación responde más rápido y mejor.
3. Cuando escuchas a alguien de manera muy atenta y sincera, esa persona se siente valorada y apreciada. Esto es fundamental para su autoestima yconfianza en sí mismo. Se llama escucha empática cuando uno logra ponerse de verdad-verdad en el lugar del otro, y es un pilar clave para la motivación.
4. Tienes más posibilidades de contagiar optimismo frente a situaciones específicas. Cuando planteas razones generales para motivar a alguien, es difícil que esa persona las vea relacionadas con su situación personal. Por esta misma razón, generalizar y comparar problemas particulares con los males de otros, motiva mucho menos de lo que se piensa.
5. Por supuesto, los gestos son fundamentales, pero el lenguaje es la plataforma principal para transmitir optimismo a otras personas. Por ejemplo, es más fácil que se motiven a levantarse y persistir, hablándoles de las oportunidades del presente y del futuro que de los errores o fracasos del pasado.
6. A veces se puede motivar a muchas personas a la vez, sobre todo si previamente se ha cultivado mucha confianza con ellas. Es una de las virtudes del liderazgo. Pero para llegar hasta ahí, es indispensable ocuparse del proceso individual de la motivación, trabajando con cada uno que se desea influir.
7. Las pequeñas acciones son muy poderosas a la hora de necesitar grandes cambios de actitud en cuanto a motivación y optimismo. En este sentido, halagar las virtudes y fortalezas de las personas produce gran satisfacción y entusiasmo.
8. A menudo nos desanima recordar y pensar en una situación triste, adversa, compleja o irreversible, más que la situación misma. Así que podemos salir de ese estado emocional cultivando el buen sentido del humor, con actividades que nos hagan pensar y sentir lo contrario, como una película, un libro, una canción, o dejando que los amigos nos cuenten historias gratas y divertidas.
9. Una gran fuente de motivación surge cuando aprendemos a convivir pacíficamente con los errores y las imperfecciones. Esta visión de las fallas nos proporciona el optimismo necesario para no abatirnos o cargarnos con demasiado negativismo. Ser un permanente aprendiz nos entrena para asimilar los errores con otros paradigmas.
10. Reorientar la reflexión puede ser un gran punto de partida para el optimismo. En vez de cuestionarnos sobre las razones que originaron el desasosiego, podemos invertir más tiempo en preguntarnos qué podemos hacer hoy, pensando hacia adelante y reconociendo aquello que está a nuestro alcance realizar. Es un excelente motivo para recordar y conectarnos con los buenos momentos de logros y con nuestras fortalezas.
¿Qué te parecen estas recomendaciones para contagiar optimismo y brindar motivación a las personas que son importantes en tu vida?
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